Desde tiempos lejanos mucha importancia se le ha dado a la mayor o menor nasalidad durante la producción de la voz, profesores de canto, pedagogos vocales, fonoaudiólogos, han comandado esta cruzada para eliminar la nasalidad de la voz cantada por cuestiones estéticas y funcionales “un velo bajo es un problema” “debes elevar más el velo” “ahueca más tu voz” “tu voz es demasiado nasal” “debes bostezar los sonidos”.
Ante estas frases un tanto controversiales, tal vez cabe preguntarse ¿Es verdaderamente la nasalidad un problema para la voz cantada?
En el año 2020 Gill, Sundberg y La observaron entre otras variables la relación de la apertura velo faríngea (AVF) y el contacto de los pliegues vocales. Caracterizaron 3 tipos de AVF, amplia, ausente y ligera, concluyeron que entre las 3 condiciones la más óptima posiblemente sea la ligera, ya que el contacto glótico en la condición ausente era menor y en la amplia era mayor.
Por otro lado, Birch, et al (2002) no encontraron una correlación directa entre la percepción de “nasalidad” y la apertura velo faríngea, esto indicaría que dicha percepción no sería un parámetro confiable para medir la ausencia o no de apertura velo faríngea. En esta misma dirección y en palabras de Nicholas Perna "tal vez la nasalidad sea una percepción que surge cuando se cumplen ciertas condiciones aun poco claras… y no necesariamente sea solo causa de una apertura velo faríngea” (ver Nasality Descontructed)
Pero antes de concluir, me gustaría zambullirlos en otra interrogante ¿Tal vez la “nasalidad percibida” por sí misma no sea el problema y una mayor apertura velo faringea refleje la búsqueda de compensar algún grado de desequilibrio biomecánico-muscular de los pliegues vocales?
LIC. ESTEBAN M. CEBALLOS
Licenciado en fonoaudiología mp: 8508
Área de la voz. Docente. Investigador.
